El cine es uno de los mejores espejos de la historia, una enciclopedia
visual en la que han quedado grabadas imágenes de distintas épocas,
acontecimientos políticos y formas de vivir, pensar y vestir. El celuloide ha
sido el instrumento para crear estilos, condicionando la moda, creándola o
haciendo que desapareciera. Cine y moda han estado siempre en estrecha
relación, influenciándose mutuamente. Mirando hacia atrás, a los clásicos de
toda la vida, vemos hoy la memoria de nuestra historia, pero también la
biografía de un fenómeno que nos cautiva: La Moda.
El cine ha sido una de los
grandes inventos de la humanidad y ha tenido múltiples funciones: informativa,
propagandística… Pero también ha condicionado los gustos estéticos del momento.
Desde su origen, el séptimo arte acabó con la influencia que durante las
primeras décadas del siglo XX habían tenido los medios artísticos y, de su
mano, la pantalla fue marcando las tendencias del momento. La moda pasó de ser
un factor exclusivo a un síntoma de modernidad. El público deseaba ser como los
actores emulando su forma de vestir, peinarse…
El peinado de ondas de Veronica Lake fue uno de los más copiados de su época. |
Muy pronto, grandes diseñadores
como Poiret, Dior, Balenciaga, Coco Chanel o Givenchy descubrieron la gran
influencia que ejercía el nuevo medio de comunicación y trabajaron para vestir
a las estrellas. Esta importante relación entre los maestros de la aguja y el
cine favoreció ambas partes ya que, por un lado, ayudó a consagrar a muchos de
estos creadores en el mundo de la moda y, por otro, nos dejó alguna de las
imágenes más bellas de la historia del cinematógrafo. La moda en la pantalla
convertía en realidad los sueños y daba a las producciones un aura de glamour y
sofisticación irrepetibles.
Iconos de la moda
Hay una frase que dice “¿Una
estrella se hace o se nace?”. La edad de oro de Hollywood marcó las pautas de
la relación entre moda y cine, y si bien es cierto que la pantalla era el mejor
escenario donde plasmar las creaciones y las estrellas sus figurines, también
hay que tener en cuenta que muchas de aquellas actrices no habrían llegado al
start system sin los modistos que tenían detrás. Lauren Bacall, Sofia Loren, Ava
Gardner, Marilyn Monroe… no habrían sido las mismas sin el envoltorio perfecto
de glamour que lucían en las grandes producciones cinematográficas.
Nadie habría pensado que una
muchacha delgada y de aspecto desvalido se convertiría en todo un icono de la
elegancia, marcando las tendencias estéticas incluso muchos años después de su
muerte. La relación entre Audrey Hepburn con Hubert de Givenchy y más tarde con
Mary Quant, Valentino, Paco Rabanne y
Pertegaz, hizo de ella todo un referente de elegancia y sofisticación. Tal es
el fenómeno que hace unos años se subastó el famoso vestido de Breakfast at Tiffany´s
por una módica cantidad de 700.000 euros. Una pieza de vestuario elevada al
concepto de obra de arte.
Pero existen muchos más iconos,
mujeres que a través del celuloide terminaron por convertirse en prototipos de
mujer por el atuendo que lucían tanto dentro como fuera de la gran pantalla.
Katharine Hepburn representaba la mujer liberal, Rita Hayworth la mujer fatal,
Brigitte Bardot la lolita eterna… Todas ellas han influido y, continúan
haciéndolo, en las pasarelas de todo el mundo.
Se dice que hoy en día la conexión
entre el cine y la moda no es tan intensa. Actualmente existen muchos canales a
través de los cuales nos llegan las últimas tendencias del momento, pero aún
así, los modistos no han abandonado el séptimo arte, la alfombra roja es el mejor escaparate para mostrar sus diseños. Además, grandes estrellas, tanto
femeninas como masculinas, se han dejado seducir por importantes firmas para ser su imagen. Varios
actores se han convertido en protagonistas de diferentes campañas publicitarias
del mundo de la moda, reclamos para un público que demanda rostros conocidos.
Cine y moda continúan
influenciándose, las grandes pasarelas de la moda toman como referencia las divas
de la historia del celuloide o míticos films que son ya en sí mismos una fuente
de inspiración. El celuloide es el mejor espejo de una sociedad, un gusto estético y una época, así como los maestros de la aguja miran al pasado y recuperan la moda
que el cine nos cuenta.
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