Siempre he sentido una especial atracción por las casas con historia, aquellas que esconden detrás de sus paredes secretos y hechos del pasado que han quedado encerrados entre sus muros. Fue ésta afición la que me llevó a descubrir una comunidad de personas interesadas por un tema común: los "exploradores urbanos", gente que se dedica a buscar, fotografiar e inspeccionar lugares que han quedado abandonados en el transcurso de los años.
Miles de imágenes te muestran lugares por todo el mundo que han sufrido el paso al olvido. Castillos, casas, iglesias, palacios, hoteles, hospitales, fábricas, estaciones de tren o de metro, monumentos... incluso ciudades, algunos tan espectaculares que no puedes entender cómo semejantes tesoros se han dejado atrás sometidos a saqueos, al maltrato del tiempo y al olvido.
Muchas de estas bellezas podéis verlas aquí, puesto que me sentía tan atraída por ellas que fui archivando imágenes de algunas de las más impresionantes. Y si os sentís atraídos por ellos, también os animo a descubrir sus historia, muchas de ellas fascinantes.
Existen multitud de iniciativas para recuperar estos espacios, pero pocas son las que llegan a buen puerto. Yo misma participé hace años en la recuperación de pueblos abandonados con un programa del Ministerio de Educación. Pero poco se hace por este legado histórico salvo dejarlo morir con el paso de los años.
Seguro que os estaréis preguntando por qué os cuento todo esto y es que hace unos días conocí una noticia que llamó mi atención. En París hay un proyecto de Oxo Architectes para recuperar las estaciones fantasma de la ciudad, una iniciativa con la que se transformarían estos espacios en lugares para el disfrute común. Un pequeño mundo subterráneo en el que encontraremos jardines, piscinas, salas de exposiciones, restaurantes....Una nueva oportunidad para estas estaciones que cerraron sus puertas sobre 1939, aunque algunas de ellas nunca llegaron a inaugurarse. Se trata de un proyecto costoso y complejo de llevar a cabo, pero es una gran alternativa para espacios muertos y condenados al abandono.
Seguro que os estaréis preguntando por qué os cuento todo esto y es que hace unos días conocí una noticia que llamó mi atención. En París hay un proyecto de Oxo Architectes para recuperar las estaciones fantasma de la ciudad, una iniciativa con la que se transformarían estos espacios en lugares para el disfrute común. Un pequeño mundo subterráneo en el que encontraremos jardines, piscinas, salas de exposiciones, restaurantes....Una nueva oportunidad para estas estaciones que cerraron sus puertas sobre 1939, aunque algunas de ellas nunca llegaron a inaugurarse. Se trata de un proyecto costoso y complejo de llevar a cabo, pero es una gran alternativa para espacios muertos y condenados al abandono.
Un proyecto con el mismo objetivo es el Delancey Underground (conocido como "Lowline") de Nueva York del Raad Studio que busca recuperar terminal de trolleys de más de 6000 m2 de superficie y 7 metros de altura para construir un enorme parque subterráneo. A través de la fibra óptica, estos
arquitectos plantean un modelo que puede transportar la luz natural
suficiente para poder crear un parque natural bajo tierra. Aunque cuenta con numerosos apoyos, aún no conseguido la aprobación final de la Metropolitan Transportation Authority, organismo responsable del espacio.
Son muchas las iniciativas, empresas... que intentan recuperar edificios abandonados para restaurarlos con medidas que sean viables y atractivas para los inversionistas. Un ejemplo de ello es Im-possible Living.
A mi me encantan todas estas propuestas, que además de dar una segunda vida a estos espacios, aportaría soluciones culturales, sociales, de ocio, etc. Es una pena que se invierta cantidades desproporcionadas en construir estructuras absurdas que no se pueden mantener mientras se destruyen otras cargadas de historia y que son un claro ejemplo de nuestro legado.
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